Un hombre de negocios británico acepta el trabajo como mayordomo de una casa solariega en Francia para conservar los recuerdos de su difunta esposa francesa. Su vida da un giro mientras navega por el comportamiento excéntrico de la dueña de la mansión y el personal de la casa.
El doctor Drury vuelve invisible a Robert Griffin, un asesino psicópata, quien tiene el problema que cuando quiere volver a la visibilidad debe inyectarse sangre de otra persona, matándola en el proceso. Griffin aprovechará su invisibilidad para vengarse de unos antigüos amigos a los que acusa de robarle y haber intentado matarle.
Arturo Viaplana ha fallecido, pero desde la muerte tiene una broma preparada para su familia. Tras el fallecimiento del patriarca, sus hijos acuden a la lectura del testamento, todos ellos pendientes de la fortuna descomunal de su progenitor. Pero Arturo no ha querido escoger al heredero de todas sus riquezas, ha preferido reírse de ellos desde la tumba. Sus descendientes se enfrentarán entre ellos en un juego montado para ver quien es su digno heredero. Su familia no solo heredara su mansión, también descubrirán su mejor secreto.
Los herederos de una mansión tendrán que enfrentarse a un gran juego orquestado por su difunto patriarca que expondrá algo más brutal que su ambición, el secreto mejor guardado de la familia
Exactly 100 years ago, the world of the British manor house was at its height. It was a life of luxury and indolence for a wealthy few supported by the labor of hundreds of servants toiling ceaselessly "below stairs" to make the lives of their lords and ladies run as smoothly as possible. It is a world that has provided a majestic backdrop to a range of movies and popular costume dramas to this day, including PBS' "Downton Abbey." But what was really going on behind these stately walls? "Secrets of the Manor House" looks beyond the fiction to the truth of what life was like in these British houses of yesteryear. They were communities where two separate worlds existed side by side: the poor worked as domestic servants, while the nation’s wealthiest families enjoyed a lifestyle of luxury, and aristocrats ruled over their servants as they had done for a thousand years.
